Los caciques inferiores obedecían os superiores
Los caciques inferiores
obedecían os superiores, sobre todo porque la defensa de
las con unidades dependía de
los más fuertes. Los inferiores pagaban un tributo y se en rolaban en campañas mil atares
si lo
decidía el superior.
Para finales del siglo xv,
en la Isla había varios cacicazgos. El más grande
era el de Xara gua,
dirigido por Bohechío y donde había
alrededor de 80 caciques.
El segundo en importancia era el de Magua, dirigido por Guarines. Otros
cacicazgos importantes eran el de
Maguana, dirigido por Cao nabo, y el de Marián, dirigido por Guacanagarí.
Los taínos no eran
dados a la guerra.
En las fiestas se cantaban y bailaban poemas ll
amados areítos y
se resaltaban los
vínculos de amistad
entre las tribus. Había
una mental id ad colectivo esta, alejada
del egoísmo y disentido de
propiedad y codicia, que evitaba él atesoramiento de riquezas.
La influencia
o expansión de los
caciques se debía sobre todo
a su prestigio entre las tribus vecinas. Y el prestigio se debía a la
generosidad de los caciques mediante
regalos y fiestas, así como a la capacidad
productiva de su tribu, la cual se suponía
que le permitía influir en los di oses. Por
eso, las otras tribus se unían al
cacique más
fuerte de forma voluntaria, para
obtener beneficios.
Otros grupos o etnias
Además de los taínos, afínales del siglo xv en la isla de
Santo Domingo habitaban los aborígenes macorixes y caguayos. Los primeros esta barí ubicados a lo largo de
la costa septentrional, entre Monte Cristi y Nagua, y los segundos vivían alrededor
de la bahía de Samaná.
Los ciguayos se distinguían por su mayor belicosidad,
expresada en el uso del arco y la flecha. Ambos grupos tenían idiomas diferentes
al de los taínos, pero habían adoptado muchos aspectos culturales de estos, con
quienes sostenían vínculos amistosos.
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